miércoles, 3 de octubre de 2012

Las cinco llaves

Cantaba uno aquello the "The Great Pretender". Y no, no pretendo dármelas de lo que no soy, o al menos lo intento. Utilizo este blog más como cuaderno de notas del caminante que como cátedra desde la que impartir conocimiento alguno.
Eso, junto a una buena dosis de imprudencia, me lleva a meterme en camisas de once varas como la que hoy me ocupa. Un tema que daría, por sí solo, para un libro de cientos de páginas tras las cuales, a duras penas, se habría llegado a alguna conclusión.

Pero entremos un poco en harina.
Género: flamenco.
Sub-género: galardones curiosos.
Especie: La Llave de Oro del Cante.

Si flamenco es lo mismo que cante jondo o es éste sinónimo de cante gitano es una discusión a la que no pocos han aportado argumentos. Quizá en un futuro nos metamos en ese jardín, de momento vamos a suponer que se trata todo de la misma cosa y que viene a ser lo que todos entendemos por flamenco, un género musical enraizado con especial fuerza en la zona sur de España cuyas raíces están estrechamente vinculadas con el pueblo gitano. He intentado ser lo más vago posible.

En diversos géneros musicales se entregan galardones como reconocimiento al valor artístico, o la trayectoria, al número de copias vendidas de un trabajo o a la destreza técnica de los que lo han llevado a cabo. En cualquier caso existe una organización que lo otorga y que, para otorgarlo, toma como referencia una serie de valores más o menos definidos de antemano. No es raro, aunque no exclusivo, que además dichos premios se entreguen a intervalos regulares de tiempo (anualmente, de forma mayoritaria).
Rompamos las reglas.
Pensemos en un galardón que se entrega cuando a unos cuantos les da la gana. Pensemos además que esos cuantos no son siempre los mismos, ni del mismo lugar, ni pertenecen a asociación alguna. Sumemos que los criterios por los que se otorga son tan subjetivos que escapan a cualquier normalización, decálogo o acuerdo. El galardón, además, se encuentra durante mucho tiempo libre de propiedad, lo que permite libremente su aplicación.
Bueno, pues un poco de verdad de todo eso hay en ese premio que se dió en llamar La Llave de Oro del Cante y que, algunos, desean que no vuelva a otorgarse jamás.

Cinco llaves de oro se han otorgado (que se sepa) en la historia del cante. Obviamente a otros tantos cantaores. Cinco sujetos de valía indiscutible, que no van los tiros por ahí. Cinco nombres con los que empezar, por qué no?, el mundo del quejío en la nube de tags que hay al pie de estas líneas. A saber: el Nitri, Vallejo, Antonio Mairena, Camarón y Fosforito.

Fueron importantes estos cinco? Creo que poca duda cabe. Hasta el punto de ser los únicos merecedores de premio con nombre tan alquímico e iniciático? Posiblemente no, pero la falta de normalización es lo que tiene.

De la poca información de la que se tiene acerca de la primera llave, se viene a deducir que un grupo de amigos se juntaron tras una fiesta y se la otorgaron a Tomás El Nitri como reconocimiento a su buen cante y como valedor de la llave que cierra la esencia y el valor auténtico del quejío.  Ni siquiera se sabe a ciencia cierta en qué lugar se dió.

Con tal precedente, nos encontramos años después la entrega de una segunda llave a Manuel Vallejo. Ésta sí está mas documentada ya que entramos en una fase en la que el flamenco ha pasado a ser respaldado por parte importante de la cultura. A tal efecto hay un acto tremendamente significativo y de recurrente mención, el Concurso de Granada de Cante que Manuel de Falla y Federico García Lorca organizan en la cuidad andaluza en 1922. En 1926 se entrega esta segunda llave y se hace por parte de un empresario que realiza un concurso de cante en 1925 llamado La Copa Pavón. Vallejo gana la primera edición pero no la segunda pese al aparente sentir general de público y empresario, el cual, parece ser a modo de desagravio, decide de mutus propio su entrega.

No menos curiosa es la entrega de la tercera llave a Antonio Mairena. A tal efecto se organiza en Córdoba en 1962 una nueva edición de su concurso de cante (que, por ejemplo, Fosforito había ganado en el 56). Se presentan, parece ser que de forma un tanto apalabrada, primeras espadas del cante para, en lo que parece ser no fue tan limpio como cabría esperar, dar por ganador del concurso a Don Antonio y, con ello, concederle la tercera llave de oro. Antonio, Don Antonio, tiene mucha miga y otro día daremos cinco céntimos de esa cosa llamada Mairenismo.

Las dos últimas llaves las concede, con el cambio de siglo, la Junta de Andalucía, la cual registra el nombre del galardón y por tanto se hace depositaria del mismo.  Pero no por estar la cosa más regulada desaparece la polémica. Aumenta si cabe. Especialmente con la cuarte llave de oro otorgada a José Monge Cruz, Camarón de la Isla, lo que levantó una polvareda de las que aún no ha acabado de depositarse. Polémica (que no digo que injusta) decisión del organismo gubernamental, no tanto, creo yo, por el criterio utilizado (véanse los criterios y vehículos utilizados en las tres anteriores) como por el ente que la otorga (primeramente ajeno al círculo interno del cante y en segundo lugar votando por una figura a la que muchos acusan de traidor a los valores íntimos del quejío y la sonanta).
Posiblemente más confortada y tranquila quedó el ánima de aficionados, artistas y flamencólogos con la última, de momento, que se ha concedido a esa figura indiscutible del cante que es Antonio Fernández Díaz Fosforito. Con todo, sus críticas se ha llevado.

En resumen, el único objetivo del post era apuntar con la linterna a un rincón no siempre convenientemente bien iluminado de la música, ese que englobamos como flamenco, y en el que, sin embargo, se alojan de las mejores anécdotas, melodías e intérpretes que podamos encontrar. Ya hemos citado a cinco.

Una coplilla para acabar. Unas bulerías de Don Antonio.

Cosas buenas a tod@s.




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